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lunes, 7 de mayo de 2012

Soy de ese reino...
el reino oscuro, vasto, sin bordes
donde cada cosa se precipita
agitada

En él imágenes
poseen y se agolpan, unas a otras
como en intercambio voraz, instantáneo
No hay cese allí sino duelo o una alegría infinita
un llanto y un miedo cubren esa bóveda
traspasan la circularidad
de un sí mismo siempre pronto al hundimiento
a la exaltación

Porque también hay risas junto a la zozobra
extrema tensión de la alegría
desbordes para la noche oscura
éxtasis
colmación

Soy del reino donde la noche se abre repentinamente
reino de apariciones
en él naturaleza y cosa se acrecen, se intensifican
hablan, irrumpen

Soy allí sin yo, en entrega, tomada
los mares entonces cruzan el cuerpo
agreden poro y piel
o el vacío, una zona gris, blanca
instala su ancha carpa
en el centro del alma
hacia un no saber que se extiende desértico.
Soy de ese reino aún no domeñado
que llega sin permiso y parte cuando quiere
reino difícil, hilarante, confuso y pleno
a veces surge de él una palabra, un símbolo, un ritmo
otras, abate

Mi yo ante él debe estar tranquilo, atento
debe acoger como un abrazo
ese movimiento, esa urgencia, esa prisa
o esa quietud de aguas estancadas
larvarias

Mi ojo debe ser entonces un gran ojo, un faro
el ojo atento del pez que mira

Mi ojo debe separarse del dolor, de los descuartizamientos
entre la oscilación de alegrías y penas
A veces
él debe, pero no quiere
él debe, pero no puede
él sólo quiere también hundirse allí
y una línea de deseo lo atraviesa
deseo de dicha, de amor y muerte

El reino oscuro no nos dice qué trae
no tiene tiempo, carece de medida
abrupto
es espacio para un estar
lleno de lo extraño
colmado de memoria

El es inhabitable, por lo excesivo
y sin embargo, fecundo

En su centro fuegos y aguas, mar rasgando la tierra
zanjando el alma
golpeando sus playas.


'El reino donde la noche se abre' - Hanni Ossott.-

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