Pero sobre todo eran sonrisas y abrazos, y en treinta y cinco minutos presencié un montaje de más de cincuenta finales felices, cada uno de ellos con la apariencia de estar un poco peor representado que el anterior, hasta que empecé a sentirme emocionalmente agotado y sospeché que ni siquiera los niños eran sinceros.
'Amor perdurable' (Fragmento) - Ian McEwan.-
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