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sábado, 13 de octubre de 2012

Un camino de losas flanqueado de jacintos y diente de león llevaba a la puerta principal. Habría sido muy fácil suponer que la tristeza que desprendía la casa era una simple proyección, y procuré encontrar los indicios; jardín descuidado, cortinas echadas en dos ventanas del piso de arriba y, bajo los escalones de la puerta, cristales rotos, quizá de una botella de leche. No me fiaba de mí mismo. En lo que pensaba otra vez mientras tocaba el timbre era en la grapadora y en, lo deshonestos que somos para interpretar las cosas en nuestro propio beneficio.


'Amor perdurable' (Fragmento) - Ian McEwan.-

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