Abro bien los ojos, y no cambia: sólo veo. Pero el secreto, no lo veo ni lo siento.
La vitrola está rota y vivir sin música es traicionar la condición humana que está rodeada de música. Además, la música es una abstracción del pensamiento, hablo de Bach, de Vivaldi, de Haëndel. Sólo puedo escribir si estoy libre, y libre de censura, si no, sucumbo. Miro la silla estilo imperio y entonces es como si ella también me hubiera mirado y visto. El futuro es mío en tanto vivo. En el futuro se va a tener más tiempo de vivir, y de paso, escribir. En el futuro: si lo llego a saber, yo no hubiera nacido. Marli de Oliveira, yo no te escribo cartas porque sólo sé ser íntima. Además, sólo sé ser íntima en todas las circunstancias, por eso, soy muy callada. Todo lo que nunca se hizo, ¿se hará un día? El futuro de la tecnología amenaza destruir todo lo que es humano en el hombre, pero la tecnología no alcanza a la locura, y en ella es donde lo humano del hombre se refugia. Veo las flores en el jarrón: son flores del campo, nacidas sin ser plantadas, son lindas y amarillas. Pero mi cocinera dice: qué flores tan feas. Sólo porque es difícil comprender y amar lo que es espontáneo y franciscano. Entender lo difícil no es mérito, pero amar lo fácil de amar es un gran paso en la escala humana. Cuántas mentiras estoy obligada a decir. Pero me gustaría no estar obligada a mentir conmigo misma. Si no, ¿qué me queda? La verdad es el residuo final de todas las cosas, y en mi inconsciente está la verdad que es la misma del mundo. La Luna está, como diría Paul Éluard, éclatante de silence. Hoy no sé si vamos a tener Luna visible, pues ya es tarde y no la veo en el cielo. Una vez miré de noche el cielo, con la cabeza echada para atrás, y me quedé tonta de tantas estrellas que se ven en el campo, pues el cielo del campo es limpio. No hay lógica, si se piensa un poco, en la ilogicidad perfectamente equilibrada de la naturaleza. De la naturaleza humana también. Qué sería del mundo, del cosmos, si el hombre no existiera. Si yo pudiera escribir siempre así, como estoy escribiendo ahora, estaría en plena tempestad del cerebro, que es lo que significa brainstorm. ¿Quién habrá inventado la silla? Alguien con amor a sí mismo. Inventó, entonces, una mayor comodidad para su cuerpo. Después los siglos se sucedieron y nadie más prestó realmente atención a una silla, pues usarla es casi automático. Es preciso tener valor para hacer un brainstorm: nunca se sabe lo que puede venir a asustarnos.
El monstruo sagrado murió: en su lugar nació una niña que estaba sola. Bien sé que tengo que parar, no por causa de falta de palabras, sino porque estas cosas, y sobre todo las que sólo pensé escribir, no suelen publicarse en periódicos.
'Tempestad de almas' - Clarice Lispector.-
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