Páginas

domingo, 6 de mayo de 2012

¿Qué es un espejo? No existe la palabra espejo -únicamente espejos, uno solo es ya una infinidad de espejos-. ¿En algún lugar del mundo debe haber una mina de espejos? No son necesarios muchos para tener una mina chispeante y sonámbula: bastan dos, uno refleja el reflejo de lo que el otro reflejó, en un temblor que se transmite en mensaje intenso e insistente "ad infinitum", liquidez en la que se puede sumergir la mano fascinada y retirarla escurriendo reflejos, los reflejos de esa agua dura.

¿Qué es un espejo? Como la bola de cristal de los videntes, me arrastra hacia el vacío que en el vidente es su campo de meditación, y en mí, campo de silencios y silencios. Ese vacío cristalizado que tiene dentro de sí un espacio para irse siempre hacia adelante sin parar; pues un espejo es el espacio más hondo que existe. Y es algo mágico: quien tiene un trozo quebrado podría ir a meditar al desierto. De donde volvería vacío, iluminado y translúcido, y con el mismo silencio vibrante de un espejo.
Su forma no importa: ninguna forma consigue circunscribirlo ni alterarlo, no existe un espejo cuadrado o circular: un pedazo mínimo es siempre el espejo completo: se saca de su marco y crece de la misma forma que se derrama en agua. ¿Qué es un espejo? Es el único objeto inventado que es natural.

Quien mira un espejo y, al mismo tiempo, consigue ausentarse de sí mismo, quien consigue verlo sin verse, quien entiende que su profundidad es ese su ser vacío, quien se encamina hacia dentro de su espacio transparente sin dejar en él el vestigio de su propia imagen, percibe entonces su misterio. Para eso ha de sorprenderlo solo, colgado en un cuarto vacío, sin olvidar que la menor aguja ante él podría transformarlo en simple imagen de una aguja.

Debo haber necesitado de toda mi delicadeza para no atravesarlo con mi propia imagen, pues un espejo en el que me veo soy yo, y un espejo vacío es justamente un espejo vivo. Sólo una persona muy delicada puede entrar en el cuarto vacío donde hay un espejo vacío, y con tal levedad, con tal ausencia de sí misma, que la imagen no se refleje. Como premio, esa delicada persona habrá penetrado en uno de los secretos inviolables de las cosas: verá el espejo propiamente dicho.

Y descubrí los enormes espacios helados que tiene dentro de sí, sólo interrumpidos por uno u otro alto bloque de hielo. En otro instante, muy raro éste- y es preciso quedarse a la espera días y noches, en ayuno de uno mismo, para poder captar ese instante-, en ese instante conseguí sorprender la sucesión de oscuridades que hay dentro de él. Después, apenas en blanco y negro, volví a capturar su luminosidad irisada y trémula. Con el mismo blanco y negro volví a capturar también, con un escalofrío, una de sus verdades más difíciles: su gélido silencio sin color. Es preciso entender la violenta ausencia de color de un espejo para poder recrearlo, igual que se recrea la violenta ausencia de sabor del agua.


'Los espejos' - Clarice Lispector.-
(Traducción de Antonio Maura.)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario