Las cinco de la madrugada. En el exterior, la vida empezaba. Me di la vuelta. Me sentía exhausta y la entrepierna me escocía. Me vestí en silencio, en la penumbra, y contemplé cómo dormía. No le dejaría ninguna nota. Me dirigí a la puerta.
—Esto ha significado algo —me dijo.
—Lo sé.
Volví a su lado y lo abracé. «Esto ha significado respirar.»
'Cuando Dios era un conejo' (Fragmento) - Sarah Winman.-
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