Todo eso era solamente una frase de la que se sostenía con todas sus fuerzas para no caerse y romperse allá abajo la crisma y la vida. Ella sabía lo que quería decir todo eso, lo que escondía, lo que cubría, pero no se lo hubiera dicho a nadie. Y no se lo decía a sí misma porque no era necesario. Solamente se decía pero adónde se ha ido a parar todo eso y se quedaba en suspenso sintiendo mucho dolor, dejando que la pena subiera desde la cintura, acá donde el diafragma la dejaba respirar, hasta la garganta. No lloraba porque llorar es para las películas, las óperas, los teleteatros, esas cosas de plástico, artificiales a más no poder. Llorar era para las vecinas que cuentan sus desgracias y sus enfermedades, no para ella que era una mujer activa y ocupada. Ella se preguntaba esa pequeña cosa y le dolía y pensaba qué habría sido de todo eso, y después volvía a sus ocupaciones.
`Lo posible` de Menta - Angélica Gorodischer.-
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