La función del cerebro que más se altera con el sueño es la memoria, no porque se suspenda enteramente, sino porque durante él se halla en un estado de imperfección semejante al que debió tener el hombre en los primeros tiempos de la humanidad, en la vigilia. Caprichosa y confusa como es, confundo perpetuamente las cosas por razón de los puntos de semejanza más insignificantes, pero tan caprichosamente como los pueblos inventaban sus mitologías; aun hoy, los viajeros pueden observar la tendencia de los salvajes a olvidarlo todo; que su espíritu, después de pequeño esfuerzo de memoria, comienza a vacilar, y que, por puro decaimiento, no da de sí sino mentiras y absurdos. En el sueño nos asemejamos todos a los salvajes. El reconocimiento imperfecto y la asimilación errónea son la causa del mal razonamiento de que nos hacemos culpables en el sueño, hasta el extremo de que ante la lúcida representación de un sueño tenemos miedo de nosotros mismos, ocultamos tanta y tanta locura.
'Humano, demasiado humano' - Friedrich Nietzsche.-
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